Van a ser casi dos años y no he podido hilar una palabra sobre mi padre. Hoy es su cumple y ecesito escribir. Mi viejo era un tipo tan pero tan interesante que creo que merece (ahora que puedo escribir sin desarmarme en llanto) una fotografía literaria. Luis Orozco fue un Rockstar, yo fui la hija del rockstar. La princesita Orozco. El tipo era insanamente seductor, siempre el centro de las reuniones, siempre el quilombro de la fiesta. Incisivo, rosquero, divertido, encantador. Era un cuadro revolucionario, listo para cambiar al mundo… en un mundo que se cansó de defraudarlo. Amaba a su pueblo con furia, sufría como un perro por ello pero jamás lo admitía. Compulsivamente mujeriego, rápido para los números, bueno para los negocios. Odiaba esa parte de sí mismo con las tripas, pero era pragmático y no se permitía tonteras de Korea del centro. Si no podía vencer al capitalismo al menos le iba a meter un dedo en el culo. Lo he visto llorar tres veces, una de esas lo hice llorar yo. F...