El destino

Salí del subte con la mirada fija en el pedazo cielo que apenas se veía desde la escalera mecánica, en cámara lenta un cartel en tonos marrones iba asomadose llamando mi atención. Café El Des tino. Era el típico bar de antaño venido a menos. Me causó gracia el nombre y casi sin pensarlo entr é. Nelson (así decía el cartelito en su delantal) tenía la mirada vacía y un nerviosismo en las manos que me perturbaba. Había aparecido de la nada y su qué se va servir no sonaba a una pregunta sino más bien a una orden impaciente. - Eh… hola, una Corona por favor.- ¿Cerveza? ¿A esta hora? ¿No querés mejor un café?- La pregunta me incomodó. - No. Gracias. Prefiero una cerveza. Noté en su silencio cierta molestia, como si le ofendiera que no me tomara un café a esa hora. Debería haberlo mandado a freír churros e irme, pero la violencia me desubica, y ante la agresión me aplaco. -Por ahí un café sería mejor como vos decís, pero hoy no, no es una tarde cualquiera para mí. -Tampoco...