México es mágico
I-El milagro de
Chichen Itsá
En México la magnitud física “tiempo” se rige por la vanguardista mecánica relativista, y
esto, claro, tiene sus dobleces. El termino característico que lo representa es
el “ahorita”. Ahorita podría ser ya mismo, en una hora, mañana o quizás
nunca…todo depende de quién sea el observador y quién o qué lo observado.
Un sano consejo para no sufrir grandes ataques de ansiedad
como foráneo es sumarse a esta línea de pensamiento sin luchar, por eso el 25 de diciembre del 2014 nos entregamos de
lleno a la relación tiempo /espacio /ahorita.
Como en todas partes del mundo, en Los Estados Unidos Mexicanos
(aaahhhh esa no la sabían, no?) el 25 de diciembre es el día nacional de los
muertos vivos. Muertos (de calor) que andan deambulando lentamente dentro de
las casas, recuperándose de la noche del 24, en silencio, recogiendo cosas
sueltas y rearmándose física y espiritualmente para las fiestas venideras. ES
el dia ideal para relajar, pero para esta
servidora no es fácil cambiar de paradigmas temporales así como así, y a Juan y
a mí el tiempo nos mordía linealmente los talones. Por eso decidimos sin más
salir a conocer la ciudad sagrada de Chichen Itsá el día de navidad.
Ahora.
Bah… ahorita.
El plan era salir a la 1pm, pero no se podía dejar atrás las
trincheras de copas, platos, fruta seca y botellas. Primero algo de orden, que
irremediablemente llevo al otro conflicto post noche buena: que hacemos con
toda la comida sobrante? bueno hagamos un tuco. Y prepará el mate. Y llevemos la cámara. Y sacale las fotos. Y salimos…pero ahora!
Ahorita.
A las 2,30 pm.
Cruzamos la ruta entre selvas, solos, totalmente solos en
camino a una de las siete maravillas del mundo, llegaríamos en una hora, una
horita pero ya habían pasado dos y no había rastro alguno de la ruina. Se hacía
tarde, muy tarde y en cierto punto hubo que tomar una decisión.
-Regresamos?
-Sería lo lógico.
-Bueno…
-Bueno…
-…
Sigamos.
En el último peaje la chica nos dice van para chichen?
-Si.
-Mmm.
-Por que ? ya cerró?
-Yyy… están justo,
pero bueno, ustedes vayan y prueben.
Una duda me empezó a subir por los pies. Habíamos forzado
demasiado el termino ahorita? Seriamos merecedores del tiempo relativista
mexicano o los dioses aun nos veían como los invasores blancos?
Llegamos al estacionamiento del parque y el señor de la
entrada sin pestanear dice: Está cerrado
-NOOOOOO!!!!por favor déjenos entrar
-Esta cerrado, pueden pasar con el auto pero me tienen que
pagar el estacionamiento (¿???)
En las taquillas no había nadie, todo cerrado, dábamos
vueltas frenéticos buscando algún empleado del parque, o de administración o
alguien que nos ayude. Miré hacia la puerta de acceso al parque, tan cerca y
tan lejos a la vez y pensé… por favor…por favooor.
Juan me agarró del brazo y nos metimos en una especie de
oficina donde encontramos a un guarda calzándose el saco para salir.
-Maestro, llegamos muy tarde para entrar al parque?- mira su
reloj, sonríe y nos dice -no , llegan justo para la segunda entrada, “ahorita”
que la gente salga.-
Ahorita.
Entramos para el atardecer, Chichen itsa está vacío y es
imponente. Sin gente y con el sol yéndose la majestuosidad nos deja en un
absoluto silencio, caminamos primero hacia el estadio y tratamos de sacar un par de fotos. No tiene
sentido, es tan grande, tan fuerte la sensación que solo caminamos tratando de
abarcar todo con la vista, con el cuerpo, corremos, saltamos, batimos los
brazos en un esfuerzo por ocupar algo de
espacio entre tanta inmensidad.
Le dimos la vuelta a la pirámide, cruzando la plataforma de
las calaveras, caminamos hacia el templo
de los guerreros y de las mil columnas, faltaban cosas para ver pero el cielo perdía
luminosidad y nos marcaba el momento del retorno (se hacía de noche y por
supuesto no teníamos entradas para el espectáculo de luces y sonido que venía
después, esas eran por internet y anticipadas, para los preparados)
Un guía en bicicleta nos llevó hacia la salida iluminando el
sendero hacia el último tramo, y casi como al pasar nos lanzó - y ustedes no se
quedan a la noche?
-No tenemos entradas.
-Ah pero ,deberían preguntar en Cultur.
-Que es Cultur?
-Ahí seguro se lo solucionan.
-Pero que es Cultur?
-Dan la vueltita a la
tienda de regalo y lo encuentran.
-Si pero qu…? no importa,
gracias! (Otro detalle: en México, raramente
la respuesta se corresponde con la pregunta, no insista!)
Por cierto, Cultur es la oficina de cultura del parque en
donde esta este señor que te dice que ahorita si esperamos al costado de una
fila por ahí nos dan entradas para la noche.
Ahorita = una hora y
media parados esperando y 300 personas mirándote con recelo porque estas al
costado de la fila listo para colarte.
Finalmente comienzan a entrar los organizados, los
paracaidistas que ya somos varios
comenzamos a pensar que todo fue un mal entendido o un chiste, miro una
vez más a la pirámide…hago puchero…Y llega el el señor del ahorita con boletos
en la mano repartiéndolos cual caramelos entre chicos.
-Cuánto es?
-No nada… es gratis…
Nos miramos con juan y estallamos en un ataque de risa de tiburon de las que te dan cuando todo se pone demasiado milagroso.
Entramos.
Chichen itsa de noche es irreal, imposible de describir, pero
creo que si los mayas hubiesen imaginado como podría haber sido la ciudad
habitada por los dioses, habría sido exactamente así.
Ahora somos más, pero caminamos en silencio, todo lleva a la
solemnidad. Recorremos los monumentos ahora iluminados. Nos sentamos en las
sillas y sobre la pirámide, con láser y una voz en off comienza el relato de
Chichen itsa.
Fue como soñar, fue exactamente como soñar colectivamente
por veinte minutos (no se los cuento porque tiene que ir a soñar por ustedes
mismos)
Cerramos la noche comiendo en un barcito popular con mesa en
la calle, sopa de lima, tacos y huevos rancheros. Con panza llena emprendimos
el regreso. Cruzamos la selva hacia el mar, en silencio. Casi 2 horas de
silencio. (No se sale tan fácil del hechizo del cenote sagrado)
Cuando bajamos del auto, vimos un cartel de turismo con un
guacamayo sonriente que en letras casi infantiles decía:
México es mágico.
Otra vez sonrisas de tiburón.
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